PARA LA MINA DE
CABARET
Juan Carlos La
Madrid
La zumban
noche a noche,
le gasean el alma
y la llueven de grasa
los giles canfinfleros.
Nada más que el recuerdo
del barrio perfumado,
del abuelo y la abuela,
la vereda, el hermano
como últimos juegos
con símbolos marcados
por el hambre, los bailes domingueros
y un jailaife de barrio
que la arrastró p´al centro
aspirante a cafiolo, turro, botón y otario.
Por él le faltó gancho para llegar a puta
y se quedó en milonga
langostera y saltando, entre las mesas shomes
de un cabaret del bajo.
La zumban noche a noche;
es una triste sombra, trampeada por el miedo
y la llueven de grasa los curdas milongueros.
Pero ella tiene un hijo sin padre ni recuerdo
un hijo alucinado ante la luz marchita
de una madre sin eco.
La veréis: es la misma de la primera noche
la que aguantó hasta el alba
y escuchó que cantaban
los gallos del maldito.
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